Procesiones

La luz, la flor y el orden de sus desfiles son los rasgos más genuinos y característicos de la Semana Santa cartagenera; elementos que se hacen más patentes en las procesiones californias.

Cinco son las procesiones que cada año desfilan con la Pontificia, Real e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús en el Doloroso Paso del Prendimiento y Esperanza para la Salvación de las Almas, la Cofradía California. La Procesión del Santísimo y Real Cristo de la Misericordia y María Santísima del Rosario en la noche del Viernes de Dolores. La Procesión de la Entrada de Nuestro Padre Jesús en Jerusalén, en la tarde del Domingo de Ramos. La Procesión del Traslado de los Apóstoles, en la noche del Martes Santo. La Magna Procesión del Santísimo Cristo del Prendimiento, en la noche del Miércoles Santo.  La Solemne Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros en la noche del Jueves Santo.

La más joven de las procesiones californias, tiene lugar al anochecer del Viernes de Dolores, día de nuestra patrona, destacan el alumbrado de cera de sus hachotes, y que todas las tallas de la misma han sido obra del escultor murciano José Hernández.

La alegre procesión infantil de las palmas, en la que los niños californios acompañan a Jesús, conjugando su espíritu procesionista cartagenero con los rasgos propios de su edad, dando un ambiente inconfundible e inolvidable a la tarde de Domingo de Ramos en la que los protagonistas son ellos.

El Martes Santo son los tres apóstoles los que imprimen luz, color y marcialidad en un desfile de procedencia militar; complemento del Solemne Miércoles Santo donde la variedad de colorido de sus penitentes imprime un poco más de esas características antes mencionadas.

Todo ello preludio de la “procesión per sé”; la del Silencio la noche de Jueves Santo donde los californios dicen adiós “de puntillas” a su recorrido por la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.