Magna Procesión del Santísimo Cristo del Prendimiento

La Cofradía del Prendimiento se constituyó en 1747 como una cofradía pasionaria, cuya principal finalidad era la de organizar la procesión de Miércoles Santo, aparte de otras finalidades relacionadas con la vida espiritual de sus hermanos y la realización de actividades encaminadas a la salvación de estos y de todos aquellos que pudieran estar en pecado mortal o en peligro de estarlo. Por ello, ya en 1748 se organizó la primera procesión con los pasos del Santísimo Cristo del Prendimiento y la Santísima Virgen del Primer Dolor.

Al coincidir la fundación de la Cofradía con una época de especial esplendor en la ciudad de Cartagena, pronto dicha procesión se amplió enormemente con otros pasos y figurantes, incorporándose a la misma en apenas 20 años un grupo de granaderos “de la hermandad”, así denominados para diferenciarlos de las tropas que también participaban en la procesión, un tercio de armados, lo que hoy denominamos soldados romanos o, impropia pero muy castizamente judíos, y los pasos de la Samaritana, la Oración en el Huerto, el Ósculo, San Juan, San Pedro y Santiago. No obstante esta gran ampliación de la procesión, toda ella giraba en torno a la idea fundamental de la misma desde sus orígenes: la reflexión profunda sobre el momento en el que el Hijo de Dios se entrega voluntariamente para sufrir su Pasión y Muerte que le llevaría a la Resurrección, es decir el momento del Prendimiento. Así, esta reflexión, personificada en los pasos de Oración, Ósculo y Prendimiento, se completaba con los testigos de esa noche en Getsemaní (Santiago, Pedro y Juan) y con la presencia imprescindible de la Madre Dolorosa. A ellos se unía el paso de la Conversión de la Samaritana como plasmación de la otra finalidad primordial de la Cofradía, aparte de la puramente pasionaria, la de la conversión de pecadores.

Esta estructura se mantuvo inalterada durante más de un siglo, empezando a cambiar a partir de los años finales del siglo XIX, cuando también cambiaron radicalmente nuestras procesiones. De esta forma, el elemento de reflexión intelectual empezó a perderse, a no entenderse por los cofrades, siendo paulatinamente sustituido por una narración pasionaria. El primer paso para esto fue la incorporación en 1883 de la Santa Cena, aunque dejó de participar en la procesión a principios del siglo XX por problemas de índole económica.

La Guerra Civil, con sus destrucciones iconoclastas, supuso un punto dramático de inflexión en la cofradía. El patrimonio fue prácticamente destruido en su totalidad, con lo que, a partir del fin de la contienda, se hubo de reconstruir el mismo. En apenas 7 años se recuperó lo que había con anterioridad a la guerra, con la excepción de la figura de Santiago Apóstol, ya que, por ese nuevo carácter narrativo de la procesión, resultaba innecesaria la presencia de tanto discípulo aislado, no reincorporándose por tanto Santiago al cortejo. Así, en 1946 la procesión estaba compuesta, además de por los granaderos y los judíos, por Samaritana, Cena, Oración, Ósculo, Prendimiento, San Pedro, San Juan y Virgen del Primer Dolor. A partir de este momento, se fue ampliando aún más hacia esa nueva intención narrativa con las incorporaciones paulatinas de Flagelación (1947) y Coronación de Espinas (1963) que sustituyó a la Conversión de la Samaritana que fue desplazada al Domingo de Ramos porque tampoco se entendía su presencia en la procesión.

Al factor narrativo se unieron posteriormente otros aspectos relacionados con la importancia de las agrupaciones y los cambios sociológicos en las cofradías con la incorporación de las mujeres a la procesión, añadiéndose de esta forma nuevos tercios e imágenes: Juicio de Jesús (1978), reincorporación, pues no participaba desde 1936 en la procesión, de Santiago Apóstol (1983), Sentencia (1984), tercio femenino del Prendimiento como representación de la Cofradía (1991) y Arrepentimiento de San Pedro (2004).

El Miércoles Santo no cabe duda de que es el gran día de los californios. Tras todo un año de preparativos se aúnan tradición e innovación para la gran procesión anual en la que se ponen en las calles de Cartagena todos los tesoros de la Cofradía, compuestos por imágenes, tronos, bordados, obras de orfebrería, etc. sabiamente conjuntadas en la puesta en escena de todos los acontecimientos en torno al Prendimiento de Jesús que realizan penitentes, portapasos, judíos, granaderos, nazarenos, etc.

Así, actualmente la Magna Procesión del Prendimiento está compuesta por:

  • Guiones y el tercio femenino del Prendimiento que ostenta la representación de la Cofradía y que porta el sudario titular de la misma y distintos emblemas relativos también a la Cofradía. Acompañan al carro bocina con el escudo de la Cofradía, la linterna sorda rematada por la corona real y cruzada por dos áncoras, realizado en 1987 por Rafael Terón.
  • Tercio de granaderos que son cofrades vestidos al modo de los artilleros de marina que iban embarcados en las galeras reales en el siglo XVIII y que formaban parte de la guarnición de Cartagena en aquella fecha. Recreaciones de los vistosos uniformes de los militares que escoltaban las procesiones en sus orígenes son vestidas hoy en día por cofrades, tal y como ya hicieron los primitivos cofrades del Prendimiento a partir de los primeros años de las procesiones en las que convivían militares auténticos y lo que los escritores de entonces llamaban “granaderos de la hermandad”.
  • Tercio de la Santa Cena. La representación california comienza en el Cenáculo en el que Jesús se reunió con sus amigos para compartir el pan y el vino, instituyendo el sacramento de la Eucaristía en recuerdo suyo. Las imágenes de Jesús y los discípulos fueron talladas en 1949 por García Talens, discípulo de Benlliure, y en ellas se reflejan las distintas emociones de cada uno de los discípulos ante el anuncio realizado por Jesús de que uno de ellos lo traicionaría aquella noche. La comida real aportada por distintos establecimientos de Cartagena es uno de los detalles que más llaman la atención de los muchos que enriquecen la procesión de esta noche.
  • La Oración en el Huerto cuenta con las imágenes de los tres discípulos durmientes obra de Salzillo y que no fueron destruidos en la Guerra Civil por no encontrarse en la capilla california. Fueron realizados por el imaginero murciano en 1761. Las representaciones de Jesús y del ángel confortador las realizó Sánchez Lozano, el más fiel seguidor de la corriente salzillesca de la segunda mitad del siglo XX. En 1941 las talló provisionalmente en pasta de madera, realizando las definitivas en madera en 1973. El grupo desfila sobre otra de las joyas de la Cofradía, el trono que el tallista y escultor granadino Luis de Vicente realizó en 1926.
  • En el grupo del Ósculo o Beso de Judas encontramos el otro salzillo salvado de la destrucción: Malco, el sayón caído (1762) sobre el que pende la furia de San Pedro, que junto a Jesús, Judas y otro sayón en actitud de prender al Salvador fueron tallados por Mariano Benlliure en 1946. El trono es la última y póstuma obra de Luis de Vicente para los californios que en 1929 terminaron su hijo y los miembros de su taller.
  • El Prendimiento, titular de la Cofradía, es el siguiente paso de la procesión. Hasta cuatro representaciones distintas del momento en el que Jesús es apresado han tenido los californios. La fundacional tallada por Juan Porcel, que fue sustituida por la de Salzillo al no gustar la primera. Tras la destrucción de la Guerra, primeramente se contó con una representación de Manuel Carrillo Marco (1940) y, finalmente con la actual en la que el Cristo (1942) y las cabezas de los sayones son obra de Benlliure, manteniéndose los cuerpos de Carrillo de estos últimos. El Cristo viste la túnica bordada en Lyon en 1891 en un taller de hombres. El trono en el que desfilan las imágenes fue el primero en estilo barroco granadino que talló Luis de Vicente en 1925 para los californios y que supuso el inicio de la renovación de los tronos para grupos de esta procesión.
  • Los Soldados Romanos, Armados del Prendimiento como se llamaban en un principio, los judíos como son conocidos popularmente en Cartagena participan desde su mismo origen en la procesión de Miércoles Santo. Estos figurantes, comunes a la mayoría de las semanas santas de España, dotan de un especial sentido tradicional a nuestra magna procesión, pues, además de su participación en la misma, realizan sus pasacalles al son de sus típicas marchas, anuncio de las procesiones y auténticos himnos del sentimiento procesionista cartagenero. Igualmente, en las primeras horas de la tarde del Miércoles Santo realizan también la antigua ceremonia del Lavatorio de Pilatos, en la que el procurador romano busca exculparse de la sangre del inocente con el agua con colonia que después arrojará sobre los espectadores.
  • El Juicio de Jesús, tercio femenino de la Agrupación de San Juan Evangelista, procesiona sobre un trono de Rafael Terón (1970) la última obra de Sánchez Lozano para los californios. Fue realizado en diversas fases por el escultor murciano, finalizándolo en 1980. El grupo está compuesto por 6 imágenes: Jesús Preso, el Sumo Sacerdote, San Juan, un escriba y dos testigos acusadores.
  • El último tercio y trono en incorporarse a esta procesión es el del Arrepentimiento de San Pedro, tercio femenino de la Agrupación de San Pedro Apóstol. José Hernández, el escultor que han escogido los californios como favorito en el siglo XXI, realizó las imágenes de este paso en 2004. La intensidad narrativa de este grupo de figuras muy estilizadas se concentra en el cruce de miradas entre San Pedro y Jesús.
  • Cuando la procesión de Miércoles Santo estaba prácticamente recuperada de la destrucción de la Guerra, los californios, encabezados por su hermano mayor el Marqués de Fuente el Sol, quisieron seguir ampliándola. Y para conmemorar el doscientos aniversario de la fundación de la misma, en 1947 incorporaron al Santísimo Cristo de la Flagelación, obra de Mariano Benlliure. La monumental imagen de Jesús atado a la columna después del cruel castigo aporta, sin embargo, una especial sensación de serenidad, frente a otras representaciones de este pasaje evangélico en las que suele predominar la plasmación de los aspectos más cruentos del mismo.
  • Federico Collaut-Valera realizó sólo una obra para los californios: la Coronación de Espinas. En 1963 el escultor talló a un Cristo dolorido y a la vez solemne, rodeado de las grotescas imágenes de los sayones que realizan crueles burlas y le imponen la hiriente y denigrante corona, junto al cetro de caña y la capa de púrpura, símbolos del reino de Jesús, pero de un reino que no es de este mundo.
  • En 1991 José Hernández otorgó la definitiva composición al grupo de la Sentencia, uno de los últimos en incorporarse a la procesión de Miércoles Santo. En él figura una imagen de Jesús de especial serenidad quien, en actitud de silenciosa aceptación, escucha la sentencia de Pilatos que en la parte posterior del trono se encuentra en actitud de lavarse las manos.
  • Santiago Apóstol es la primera de las imágenes aisladas que componen el final de la procesión. A partir de este momento cobran protagonismo, aparte de las propias imágenes, los tronos de estilo cartagenero sobre los que van. Auténticas obras de arte efímero compuestas fundamentalmente por flor y luz de las que el trono de Santiago, al igual que los demás, es un perfecto representante. La imagen del discípulo fue tallada en 1977 por Sánchez Lozano, quien opinaba de la misma que era una de sus mejores obras. Santiago viste túnica y manto o capa bordados por Antoñita Sánchez según diseños de Balbino de la Cerra.
  • El trono de San Pedro Apóstol fue realizado por Rafael Eleuterio para la imagen del primer Papa. Es por ello que el apóstol va sobre una reproducción a escala de la cúpula de la basílica de San Pedro en el Vaticano y bajo la misma se encuentran las armas papales que son también las de la agrupación: la tiara y las llaves. San Pedro cambia en esta procesión su vestuario con respecto al Martes Santo luciendo túnica y manto bordados por Anita Vivancos según diseño de Balbino de la Cerra y porta en sus manos las llaves simbólicas del paraíso, figurando a sus pies el gallo de las negaciones.
  • San Juan Evangelista reluce totalmente de blanco en la procesión de Miércoles Santo, tanto en su vestuario como en el arreglo floral del trono típico de estilo cartagenero, reproducción del primer trono que de este tipo realizaron en 1879 el arquitecto y hermano mayor californio Carlos Mancha y el escultor Francisco Requena. La iconografía del discípulo amado es la característica de las procesiones cartageneras: con el brazo derecho extendido señalando al frente, como indicando a la Virgen a la que precede dónde se encuentra Jesús Prendido, y con la palma en la mano izquierda. Bajo el templete del apóstol el libro del Apocalipsis con el cordero pascual y, a los pies de la imagen, el águila, símbolo medieval del evangelista, que porta en sus garras un pergamino con las primeras palabras de su evangelio en latín.
  • Virgen del Primer Dolor. La culminación de la procesión es la de la Madre de los californios sobre su espléndido trono de estilo cartagenero, reproducción también del original que realizaron en 1879 Mancha y Requena, al igual que el de San Juan. La imagen fue realizada en 1946 por Mariano Benlliure. Su pecho es atravesado por un puñal, símbolo del primer dolor, y viste el magnífico manto en terciopelo granate bordado en oro por Anita Vivancos entre 1957 y 1960 según diseño de Balbino de la Cerra. Este vestuario se complementa por diversas túnicas y mantillas que van variando cada año de las que posee la venerada imagen que fue coronada canónicamente en el año 2000, como muestra de cariño y amor filial, no sólo de los californios, sino de los cartageneros en general.
  • Cierra la procesión el piquete del Regimiento de Artillería Antiaérea 73 que ostenta la distinción de “regimiento de honor de la Cofradía California” y que porta la bandera coronela que donó la Cofradía.

Salida: 21.00 h. Iglesia de Santa María de Gracia.

Itinerario: Aire, Cañón, Mayor, Plaza San Sebastián, Puertas de Murcia, Jabonerías, San Roque, Carmen, Santa Florentina, Plaza Juan XXIII, Parque, Plaza López Pinto, Serreta, Plaza de la Serreta, Caridad, Plaza de la Inmaculada, Duque, Plaza de San Ginés, San Francisco, Campos, Jara, Aire, Iglesia de Santa María de Gracia.